La reforma de la ley del aborto que pretende impulsar el Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón sustituye la actual ley de plazos vigente desde 2010 por una ley de supuestos de despenalización aún más estricta que la antigua ley de 1985 al pretenderse eliminar el supuesto de malformación del feto. Aunque pocos detalles han transcendido sobre la nueva ley, todo parece que de nuevo las mujeres tendrán que ser tuteladas por los médicos (¿de nuevo los psiquiatras?) en las decisiones acerca de su cuerpo y su deseo de proseguir con el embarazo. Así Gallardón ha adelantado que las mujeres deberán “acreditar” que se encuentran bajo los supuestos que dictamine la ley y que todavía no se conocen en detalle y que esa acreditación “no la deberán realizar los facultativos vinculados a las clínicas donde se realizan los abortos”. ¿Volverán las mujeres a tenerse que someter a la violencia del peritaje psiquiátrico, ¿volveremos los psiquiatras a tener que cubrir las fallas del legislador patologizando de nuevo el derecho a decidir de las mujeres?, ¿volveremos los psiquiatras de los servicios públicos a tener que realizar los informes para las interrupciones voluntarias del embarazo mientras que los hospitales públicos no cubren estas interrupciones?, ¿volveremos mujeres y psiquiatras a los juzgados? ¿volveremos a la hipocresía social de hace dos décadas solo por el integrismo religioso de un ministro?
En el año 1992 publicabamos el Boletin de la AMSM una serie de entrevista bajo el titulo IVE: polémica en salud mental que merecen la pena ser releídas pues todo invita a pensar a que volverán esos tiempos a nuestras consultas. Curiosamente en ese mismo número nos hacíamos eco de como la homosexualidad había dejado de ser un patología psiquiátrica en las clasificaciones de la OMS. Imaginamos que las despatologización de la homosexualidad tampoco fue del agrado de los círculos que frecuenta el ministro. En el año 1998 la añorada revista Psiquiatría Pública publicaba un articulo de Guillermo Rendueles en relación a la condena de una psiquiatra por realizar un informe favorable para un IVE en el que desvela el drama en que la ley situaba a mujeres y psiquiatras: el aborto es una decisión libre de quién la toma y no una enfermedad.
Redescubrir estos artículos de hace dos décadas y ver su rabiosa actualidad no nos sorprende en el clima de regresión social en el que nos encontramos. Como nos recuerda Álvaro Muzquiz en las paginas de un boletin: “En una sociedad en la que la vida es el mayor de sus valores políticos, en que toda política es biopolítica, la medicina y la psiquiatría son las disciplinas políticas por excelencia, en ellas es donde se está haciendo política. Los supuestos problemas técnicos de la psiquiatría son, entonces y sobre todo, problemas políticos”. El Ministro Gallardón con su reforma de la ley del aborto o el rescate de concepto de peligrosidad social en el nuevo anteproyecto de ley del Codigo Penal nos recuerda este lugar central de nuestras prácticas.