Mayo de 2011 es tiempo de elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid.
La política sanitaria en general y la de salud mental en particular estará presente en
dichas elecciones. El Boletín de Otoño de 2006 saludaba el comienzo de la legislatura
con un editorial que titulaba Integración y Concertación, que señalábamos como
los ejes que parecía que iban a marcar el desarrollo organizativo de la atención a
la salud mental de esta legislatura. Aún le quedaban dos años largos al Plan de
Salud Mental 2003-2008, cuya principal aportación hasta entonces había sido el incremento de recursos de personal y dispositivos, y aunque este incremento se había
hecho principalmente a expensas de unidades específicas y dispositivos concertados
al margen de las estructuras de Área, esperábamos y reclamábamos el impulso de
una de sus propuestas de desarrollo estratégico: la creación y consolidación de una
“Red Única de Provisión de Asistencia Psiquiátrica, que se situaría a nivel de Área
Sanitaria y a través de ésta se integraría en la red de Atención Especializada de
Salud” . Nos equivocábamos y mucho.
El cambio de escenario vino determinado por las decisiones tomadas en política sanitaria
general: la implantación de nuevas formas de gestión con potenciación de la
provisión privada, la apertura de nuevos hospitales sin incremento de efectivos y
tras un proceso de reordenación de personal que supuso un debilitamiento del sistema
y dificultades de cobertura de servicios básicos y, sobre todo, la decisión de
crear un nuevo modelo de organización suprimiendo las áreas sanitarias y obligando
a los pacientes a competir por los profesionales y dispositivos asistenciales y a
éstos a competir entre sí, sobre todo entre la red pública y privada, para conseguir
los pacientes, no los más graves ni los más necesitados sino los mejores, es decir :
los que mejor se adapten a la oferta de los dispositivos. Los decretos de Área única y Libertad de Elección son los encargados de crear este marco sanitario. Los hospitales y las gerencias hospitalarias emergen como el sustituto natural del Área y de las Gerencias de Atención Especializada mientras que en Atención Primaria, la otra gran damnificada por los cambios junto a la salud mental, las Gerencias de Atención Primaria de Área son sustituidas por un conjunto disperso de Centros de Salud agrupados en siete sectoriales. En este contexto, en salud mental se pone en marcha la elaboración de un nuevo Plan de Salud Mental, en plena vigencia del anterior, que es publicado en la primavera de 2010 con el nombre de Plan Estratégico de Salud Mental 2010-2014, y cuyo principal y casi único objetivo es liquidar el modelo organizativo ligado a la territorializacion de la asistencia e incorporar la atención a la salud mental al nuevo marco sanitario. Y en eso estamos.
De nuestro temor a un incremento desordenado y sin controles de los conciertos
que, de estar restringido a los dispositivos de rehabilitación y atención a drogas, se
extendía a las unidades hospitalarias de media y larga estancia, unidades en régimen
de internamiento para problemas específicos y dispositivos de hospitalización
parcial, hemos pasado a la provisión privada de la atención a la salud mental tanto
en régimen ambulatorio como en hospitalización breve de casi un 15% de la población
de Madrid, que puede llegar a un 25% cuando finalicen los proyectos en curso
de Móstoles, Torrejón y Collado Villalba. En cuanto al proceso de integración en
atención especializada, ha quedado restringido a la adscripción de los Centros de
Salud Mental a las gerencias de los 21 hospitales respectivos (19 de provisión pública
y dos de provisión privada) y a sus sistemas de información correspondientes. Ha
habido un esfuerzo importante por parte de la Dirección General de Hospitales para
que en esa integración la red de Centros de Salud Mental mantenga su autonomía
y su integridad respecto a los Servicios de Psiquiatría hospitalarios y que se salvaguarden
las funciones de los equipos multiprofesionales y su incorporación a las
agendas informatizadas; pero al no existir una estructura organizativa de integración,
las tensiones se han desplazado a las direcciones médicas de cada hospital,
que cada una con su criterio, se han hecho cargo de la organización de las consultas
y del proceso de informatización de las agendas y la historia clínica, y es en éstas
donde se están jugando las condiciones de trabajo y, por lo tanto, el modelo y calidad
de la atención. Y sobre todo, es en el marco del Área Única, sin un control de la
demanda, sin planificación de los recursos en función de ésta, sin criterios compartidos
para su aplicación por los distintos dispositivos, con barreras cada vez mayores
para la continuidad de la asistencia, con una mayor independencia y dispersión de
los recursos, con una red de dispositivos de rehabilitación cada vez más difícil de encajar
en el nuevo modelo asistencial y unas estructuras de coordinación y de toma
de decisiones ligadas a las antiguas áreas que van desapareciendo y que las nuevas
direcciones médicas no tienen, en su mayoría, ningún interés en recrear, donde está
la principal amenaza para la atención.
Tras las próximas elecciones autonómicas, la red de atención a la salud mental necesita
un cambio que permita dar respuesta a una demanda creciente y que se ha hecho
cada vez más compleja, que precisa de dispositivos, intervenciones y profesionales
diversos y flexibles y de un modelo de organización territorializada que permita
integrar a estos dispositivos, intervenciones y profesionales en una gestión participativa
y donde todos estos elementos puedan convivir, plantearse objetivos comunes y ser eficientes. Tras las próximas elecciones autonómicas, la atención a la salud mental necesita un cambio de enfoque en la solución a sus problemas. El nuevo modelo organizativo ligado al Área Única, externalización de los servicios y competencia entre dispositivos no solo no es la solución a los problemas sino que se ha convertido en el principal obstáculo para abordarlos.
Junta de Gobierno de la AMSM