Editorial. Boletín N52 primavera 2025. “Hablemos”

En tiempos de conexión constante, cuando todo fluye, todo llega, a todo se puede acceder; en tiempos donde informar y ser informado nunca fue tan fácil, el bulo, la mentira, la falsedad y las medias verdades nos invaden, nos inundan, nos confunden y no nos dejan respirar. No nos dejan pensar. No nos dejan reflexionar.

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No nos acostumbramos a la mentira, a pesar de que campa alegremente.

A paso firme desde el bulo, sin detenerse, llegan las verdades truncadas con las que hay que pelear cada día sin parar hasta que nos dejan sin aire. Una información parcial, sesgada, cortada y seleccionada impide que se sepa la verdad, y poco a poco nos intoxica, desprestigiando a profesionales y a instituciones y menospreciando el trabajo, el quehacer de cada día de las personas.

Esta información “sólo para ti”, astutamente seleccionada para adaptarse a tus deseos, dibuja una realidad que entra en conflicto con la realidad del otro. Olvidamos el debate, el intercambio de ideas y llegamos incluso a poner la palabra al servicio del insulto irrespetuoso y chulesco.

Nos han quitado el debate, el tiempo de hablar y de pensar juntos. Cada idea, cada dato, se pierde en un ruido incesante que lo tiñe todo de ese color indeterminado que es mezcla de todos los colores, que levanta una barrera.

Y así llegamos a los silencios, unas veces elegidos, otras impuestos y muchas veces, la mayoría, educados en el no dañar.

Cada día, al cerrar nuestras consultas, nos llevamos el dolor, el sufrimiento, la impotencia y también las palabras para nombrarlos, entre silencios, bulos y medias verdades que confunden la parte con el todo y resuenan en nuestras cabezas.

Se han levantado barreras. Se impone un “ellos” y un “nosotros”, donde no importa tanto la palabra como quién la pronuncia.

Y en la inmediatez de la respuesta, en el ya, en el ahora, perdemos el contexto: los detalles, los matices, los valores, los sonidos, los colores y las texturas, que son las que nos dan la información real.

Las profesionales de la salud necesitamos dialogar, debatir, pensar juntas. Necesitamos compartir nuestra experiencia mediante la palabra. El conocimiento científico tiene que ser difundido de forma que nada pueda usurpar su papel, para que esos conceptos complejos lleguen y nos ayuden a cuidar, a curar, no para que sean triturados sin digerir y lanzados como piedras contra ellos, contra nosotros.

Decía Virginia Woolf en otro contexto social que “una población tranquilamente loca es una población dócil”. Desde la docilidad no es posible organizarse. Entre pastillas y desinformación no hay argumentos que se sostengan.

Quizá por eso ya no podemos seguir callando, ni apartar la mirada. Quizá por eso tenemos que hablar y mirar, afrontar la tarea de dar el poder a la palabra. Porque el silencio, encubridor de mentiras y medias verdades, ¿qué mensaje transmite? No dejemos al mensaje huérfano, perdido y sin rumbo.

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Hablemos.

Junta directiva de la AMSM, Primavera 2025.

 

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