El panóptico. Boletín nº 42 de la AMSM.

Las gachas de atomoxetina ganan el I Certamen de Showdrugging para psiquiatras cocinillas.

 Se trata de una adaptación de los talleres de showcooking para psiquiatras.

 Primadonna Munich. Redacción del Panóptico. Barcelona. Los talleres de Showcooking, en los que un cocinero de prestigio prepara y hace recetas frente a los invitados, de tal manera que al mismo tiempo puedan disfrutar de los platos recién hechos y ver su proceso de elaboración han llegado a la Psiquiatría. Expertos psiquiatras se han reunido en Barcelona en el I Certamen de Showdrugging Memorial Walter White  para mostrar a sus colegas cocinillas novedosas técnicas de manipulación y combinación de pastillas. Los asistentes pudieron conocer de primera mano como esferificar antipsicóticos con alginato, una sustancia obtenida de  algas naturales que crea esferas con una membrana flexible que explotan al entrar en contacto con la boca, para conseguir presentaciones tan atractivas como el falso caviar de clozapina con aripiprazol, los raviolis esféricos de paliperidona o las croquetas líquidas de asenapina con trazas de amargura de haloperidol. En el campo de los trastornos afectivos los expertos del Hospital Clinic de Barcelona nos propusieron dos técnicas complementarias. Por un lado el Rotavapor, utilizado por el chef español Joan Roca para destilar ingredientes y elaborar aromas propios, con el que se pueden conseguir combinaciones de estabilizadores de ánimo con “aroma a cobaya”; toda una experiencia nostálgica para los sentidos que nos transportaron a los tiempos del descubrimiento del litio. Actualmente no hay psiquiatra biológico que no tenga este aparato junto a sus fogones. Por otro lado con la “olla a depresión” se pudieron cocinar mezclas de antidepresivos a menos de 65ºC, obteniendo sabores suaves y delicados a la vez que se conservan intactas las propiedades químicas.  Es lo que hace Gastrovac, una olla inventada en la Universidad Politécnica de Valencia, muy popular en el mundo de la alta cocina y ahora adaptada al mundo de la depresión. Los expertos señalaron que lo más interesante es su aplicación del efecto esponja, basado en que la mayoría de los antidepresivos tienen poros llenos de aire que se vacían dentro de la olla y se pueden rellenar con otros compuestos líquidos para cambiar o completar el sabor de los fármacos. Así nos prepararon lágrimas de desvenlafaxina con gusto a menta, higos de imipramina y caquis que dejaban en el paladar un regusto a bupropion de barrica. Pero la estrella del certamen fue obra de un chef del Hospital Vall d´Hebron que logró la atención del jurado con unas gachas de atomoxetina realizadas con una aplicación de nitrógeno líquido y que finalmente se llevo el primer premio.

 

Un paciente hace un “spoiler” de un programa para gente con psicosis. 

 El resto de pacientes teme los spin-offs

 Chucho Swimmingpoll. Redacción del Panóptico. Madrid. Un grupo de pacientes que iban todavía por los primeros episodios de un programa para personas con psicosis lo han dejado tras haber conocido el final de la serie. Al parecer el “spoiler” se lo ha hecho otro paciente que ya conocía cuatro temporadas. “Yo iba por el capítulo de la conciencia de enfermedad,  pero sabiendo ya el final no tenía mucha gracia continuar”, ha confesado uno de los que lo han abandonado. Sin embargo los guionistas aseguran que la serie va ganado en interés, que además cuenta con la ventaja de ser una serie para toda la familia. Los personajes principales tienen desarrollos muy distintos sin que lo que se ve al inicio, ni lo que hace puedan determinar su desenlace, Se van añadiendo nuevos personajes como trabajadores sociales, enfermeras, psicólogas de rehabilitación, terapeutas ocupacionales  y representantes farmacéuticos. También aseguran que aparecen nuevas situaciones como cambios de diagnósticos, urgencias en hospitales, grupos multifamiliares que mantienen el entretenimiento y la tensión de la serie durante unos años. Estas opiniones de los guionistas no han logrado convencer a los reticentes: “hay demasiadas partes y no quiero engancharme tanto”, asegura una de las pacientes. Al parecer la noticia de que el programa tiene varios spin-off como “Inyectables trimestrales: recupérate o revienta”, “Stranger cuidados” o “Por 13 razones a Media estancia” ha desalentado también a varios de los que vieron los primeros episodios.

 

Investigan si hackers  pitagóricos rusos están detrás de los indicadores para los CSM.

 Jefes de distrito de salud mental buscaban el tetraktys, el indicador capital

 Joseph Mulberrytree. Redacción del Panóptico. Madrid. Un grupo de jefes de de distrito de salud mental de Madrid que llevan años buscando infructuosamente unos indicadores numéricos para medir la estructura y el funcionamiento de los centros de salud mental que dirigen podrían haber caído en manos de una secta pitagórica rusa. Según lo que hasta ahora se conoce, los compañeros comenzaron a observar como esta obsesión por la racionalidad y la numerología les llevaba paulatinamente a someterse a una gran cantidad de extrañas normas y prohibiciones: no comían carne ni habas, ni podían usar vestido de lana, ni recoger lo que se había caído, ni atizar el fuego con un hierro. Resultaba difícil comprender el sentido de estas normas, si es que tenían alguno. Algunos presentes en las reuniones de equipo refieren cómo dividían a los profesionales entre novicios e iniciados. Los primeros solo podían escuchar y callar (exotéricos o acústicos) mientras que los segundos (esotéricos o matemáticos) podían hablar y expresar lo que pensaban acerca de las cuestiones científicas de los indicadores. Al parecer consideraban que los indicadores tenían que alcanzar la famosa tetraktys pitagórica, el indicador capital y que algunos indicadores como el número de pacientes con clozapina era un indicador místico. Igualmente defendían que al analizar los números se podían encontrar extrañas relaciones entre lo limitado y lo ilimitado en las agendas, lo par y lo impar en el número de evaluaciones y lo múltiple y lo uno en el número de visitas domiciliarias, simbolismos que nadie veía. Ante estas preocupantes aficiones los profesionales de estos centros pusieron el caso en manos de salud laboral que investigan si detrás de estos comportamientos se esconden hackers pitagóricos rusos.

 

El Plan de Salud Mental no estaba muerto ni estaba de parranda: estaba arreglándose unas hombreras.

 Vuelven los ochenta a la salud mental.

 Clementina Naranjito. Redacción del Panóptico. Madrid. ¿Donde estaba el Plan de Salud Mental escondido durante el año 2017? Algunos lo daban por muerto, otros pensaban que estaba de parranda y hay quien incluso pensaba que estaba en un curso de bioética kantiana. Pues no. El panóptico ha sabido de buena tinta que el Plan de Salud Mental se estaba arreglando unas hombreras. ¿Vuelve la moda de los ochenta a la Salud Mental madrileña?. En los mentideros profesionales ya se recomiendan para las consultas externas de salón de los hospitales minifaldas y sombras azules para ellas y chaquetas de color pastel combinadas con mocasines para ellos. Se rumorea que para recuperar el sabor del aerobic de la neuropsiquiatría en los CSM se puede recurrir a los calentadores de colores y los bodys a rayas. Parecen que proliferan las camas de media y larga estancia como proliferan los pelos cardados, incluso entre los más jóvenes. En las peleas entre las tribus urbanas de los hospitales y los CSM, de nuevo de moda, no podrán faltar  el jersey de tono pastel anudado al cuello para jefes de hospital y la chupa de cuero con tachuelas para los jefes de distrito comunitarios, con mallas ajustadas para ellas. Siempre ganan los pijos. Y las psicólogas en primaria con todos sus brillos y bisuterias. Pero no ha podido ser sino la hombrera, ese icono transversal que igualaba a neuróticos y psicóticos, a anti-psiquiatras y biologicistas, la prenda elegida por el Plan de Salud Mental para el viaje en el tiempo que nos propondrá. No estaba muerto, ni esta de parranda, estaba nostálgico.

 

Cambia las escalas Likert de satisfacción por la Escala de heces de Bristol en un CRPS durante meses sin que se note.

 Describía de forma metaforica la satisfacción de los usuarios.

 Carmen Droversroad. Redacción del Panóptico. Madrid. Evaluar todas y cada una de las actividades que se realizan en los Centro de Rehabilitación Psicosocial (CRPS) mediante escalas likert de satisfacción que se pasan a los usuarios debe ser una tarea soberanamente aburrida y poco informativa. Al menos eso debió pensar una terapeuta ocupacional de un CRPS de Madrid, que hace unos meses decidió evaluar todas las actividades que ella dirigía mediante la Escala de heces de Bristol, que tiene un rango que va del estreñimiento importante a la diarrea acuosa. De esta manera obtenía imágenes mucho más visuales que las simplemente numéricas. Así la experiencia de participar en un taller de lectura podía ser descrita como “algo con forma de morcilla con grietas en la superficie” o bien como “trozos de masa pastosa con bordes definidos que son defecados fácilmente”. El cambiazo fue descubierto cuando una usuaria entusiasta de esta forma de evaluar describió una salida al Museo Naval, que dirigía otra profesional, como una experiencia de “trozos duros separados, como nueces o excrementos de oveja, que pasan con dificultad” que equivale a un 1 en la Escala de heces de Bristol. Pese a que la dirección del Centro ha decidido tomar en consideración esta evaluación metafórica, la terapeuta ocupacional no baja del 6-7 de la Escala.      

 

Hay un psiquiatra en España que lo hace todo.

 Hay un psiquiatra que lo hace todo en España

 Martin Barber. Redacción del Panóptico. Madrid. Hay un psiquiatra en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Es el experto que sale en la radio, es el que se pronuncia sobre el fidget spinner y presenta películas por el barrio. Hay un psiquiatra en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Es el que te hizo tu primer cribado y te encontró tu primera deleción. Hay un psiquiatra  en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Es el que escribe todos esos libros blancos, es el crítico literario más leído. Hay un psiquiatra en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Es el genio visionario que inventó la prevención, es investigador principal y es catedrático de Estado. Hay un psiquiatra en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Es el que pone fosforitas las neuronas, es amigo de la empresaria y conoce a la farmacéutica. Hay un psiquiatra en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Traduce los artículos de Molecular Psychiatry y es el que hace los tratados de neuropsychopharmacology. Hay un psiquiatra en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Se inventa los debates que hacen en youtube, es presidente de algún que otro club. Hay un psiquiatra en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Es el que redacta y responde las encuestas, es el hombre que reparte las becas y sale en la wikipedia. Hay un psiquiatra en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Es el que gana las encuestas Forbes, es la máxima autoridad en investigación cerebral. Hay un psiquiatra en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Es el que ha pintado en todas las esquinas “No al estigma, Otro mundo es posible” y tiene más premios que el Atlético de Aviación. Hay un psiquiatra en España que lo hace todo, hay un psiquiatra que lo hace todo en España. Es el hombre que da todos los parámetros, es que habla con sus señorías, es un verdadero artista. Les vamos a dar una pista, les vamos a dar una pista…

 

 

Encuentran a Chencho y a Wally en listas de espera de salud mental.

 Se abre una vía de investigación para encontrar al “El fugitivo

 John Bush. Redacción del Panóptico. Madrid. La Policía Nacional ha resuelto dos de los casos más emblemáticos de personas desaparecidas de las últimas décadas: Chencho y Wally. Ambos se encontraban en dos listas de espera de los servicios de salud mental de Madrid. Chencho, el niño protagonista de la película “La Gran familia”, que se perdió en 1962 mientras paseaba con su abuelo por la Plaza Mayor de Madrid fue encontrado con un caganer en la mano parapetado en una lista de espera para psicología clínica de un CSM de un popular barrio madrileño. Por otro lado, Wally, desaparecido desde 1987, cuyo retrato robot se había distribuido incluso entre libros destinados al publico infantil, ha reaparecido en un espacio de agenda de un Centro de Salud Mental, el que va de la evaluación al seguimiento. El hueco era lo suficientemente amplio para que el joven pudiera permanecer oculto sin ser descubierto, consiguiendo la Wifi de un bar cercano. Ambos gozan de buena salud mental. Fuentes del cuerpo de la Policía Nacional han asegurado a El Panóptico que este hallazgo abre nuevas de investigación para encontrar a Richard Kimble, más conocido como El fugitivo, desaparecido en 1963 y que al parecer presenta un delirio paranoico con las farmacéuticas. Kimble podría estar huyendo de ingresar en contra de su voluntad en una unidad psiquiátrica de larga estancia en Arévalo donde está en espera de cama. La Policia Nacional ya ha activado un dispositivo de rastreo de esta lista de espera junto con el SAMUR psiquiátrico.

 

 

El nieto de Tojeiro víctima también del Cola-cao.

 El mindfullness igual de peligroso que las “drojas”

Carmina Lily. Redacción del Panóptico. A Coruña. Han pasado casi cinco lustros desde que José Tojeiro se hiciera  famoso por haber sido víctima de un robo en su domicilio por parte de dos “prespiputas” que le echaron “droja en el Cola-Cao”. Pues bien, recientemente Pepiño, el nieto de Tojeiro ha denunciado en la comandancia de la Guardia Civil que dos jóvenes que conoció por Tinder le asaltaron en su domicilio con un modus operandi parecido al utilizado con su abuelo. Según ha confesado la víctima, dos jovencitas con aspecto new age le visitaron durante varios días: echaban unas partidas a las constelaciones familiares en la mesa camilla, tomaban una taza de Cola-Cao y luego iban a cama. Todo era muy normal. Fue al tercer día que Pepiño empezó a sospechar. “Yo noté que tuviera una atención plena muchas horas; ¡imposible que tengo atención plena de pocas horas!” ha declarado en una entrevista a la Televisión Gallega. “Ahí fue cuando caí en el engaño: iMe echaron Mindfulness en el Cola-Cao!; y ese fuera el momento en que dirigiera la atención plena a mis cuerpos cavernosos y las  prespitutas me sustrajeran el boleto de la bonoloto”. El caso ya está en manos de la  Guardia Civil que ha recordado en su cuenta de twiter que el mindfulness usado apropiadamente es una técnica segura que evita muchas manifestaciones.

 

 

Una otorrinolaringóloga asegura que Foucault está vivo.

Ultimamente le pitan los oídos por razones biopolíticas.

Gonçalves Silence. Redacción del Panóptico. Madrid. Una Especialista de Otorrinolaringología asegura haber atendido el pasado mes de Junio, en la consulta del ambulatorio de Hermanos García Noblejas,  a Michel Foucault, filosofo francés dado por muerto en 1984. Según la Dra. Gálvez, la especialista que le atendió, Foucault se presentó en su consulta aquejado de un fuerte tinnitus biopolítico: “le pitaban los oídos a todas horas y pensaba que su suplicio formaba parte de una liturgia punitiva del poder antipsiquiátrico”. Según Paul Milla, seguidor español del pensador galo, Foucault se habría retirado de los focos mediáticos en 1984, simulando su muerte, para así poder tomar una decisión de autonomía posestructuralista subversiva: someterse a tratamiento psicofarmacológico con el doctor López Ibor. Paul Milla afirma que existían sospechas fundadas de que el filósofo llevaba una anónima vida medicada en el barrio de la Concepción. Según Milla la enigmática frase pronunciada delante de la doctora podría hacer referencia a que últimamente proliferan jornadas de extremistas antipsiquiátricos en la ciudad de Madrid donde se le cita constantemente de forma poco rigurosa.“Literalmente le pitan los oídos a todas horas”, afirma un Milla enfadado, recordando la frase del genial pensador francés: “Es feo ser digno de castigo, pero poco glorioso castigar”.

 

Bacterias de la microbiota intestinal reclaman su derecho a no ser tratadas con probióticos.

Rechazan el poder vertical de sus huéspedes.

Mary Lonesome. Redacción del Panóptico. Madrid. La microbiota intestinal, considerada como el segundo cerebro, es una comunidad viva de más de cien billones de individuos que quiere organizarse políticamente, cansada de que en los congresos de psiquiatras solo hablen sus huéspedes y no puedan expresar su voz. Hasta ahora las bacterias más concienciadas y que han alzado su voz son las que habitan en los intestinos de los psiquiatras. Denuncian que se está intentando patologizar su diversidad imponiendo tratamientos probioticos para homogeneizar sus conductas en colusión con la industria alimentaria. Recuerdan que los más de mil tipos de bacterias descritos no son más que etiquetas clasificatorias que no dicen nada sobre la subjetividad o los problemas sociales que tienen que enfrentar día a día en los ecosistemas intestinales. Rechazan el reduccionismo biologicista a la hora de considerar el problema de su libre albedrío. Para los activistas microbianos el relacionar enfermedad mental con determinadas microbiomas es un proceso de violencia y exclusión que dificulta que su diversidad sea aceptada por otras células tisulares. Reclaman una relación más horizontal y abordajes entre iguales a través de grupos de apoyo microbianos.

 

 

 

 

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