Hemos leído: Historia cultural de la psiquiatría, de Rafael Huertas García-Alejo

Reseña a cargo de Alberto Ortiz Lobo, disponible asimismo en el próximo boletín de la AMSM… ¡Os recordamos que podréis escuchar al autor en la clausura de las jornadas!

HISTORIA CULTURAL DE LA PSIQUIATRÍA

(Re)pensar la locura
Rafael Huertas García-Alejo
Los Libros de la Catarata, Madrid, 2012

La propuesta que nos hace Rafael Huertas en su último libro es repensar la
locura y la psiquiatría, con las consecuencias clínicas que ello puede acarrear, desde
la reflexión histórica de su evolución, incluyendo especialmente la perspectiva social
y cultural. Para acometer tal empresa, toma como punto de partida el Coloquio de la
Sociedad Internacional de Historia de la Psiquiatría y el Psicoanálisis que tuvo lugar
en París en 1991 donde revisaron la trascedencia de la obra de Michel Foucault y
que publicaron, precisamente, con el nombre de “Penser la folie. Essais sur Michel
Foucault”. Desde ahí, revisa minuciosamente el enfoque del manicomio como
institución paradigmática del “control social” para ampliarlo a su constitución como un
espacio donde también se construye el conocimiento psicopatológico y se afianza una
cultura profesional.
En esta línea, y complementando las tesis foucaultianas, recupera la obra
de Gladys Swain. Esta autora ha puesto de relevancia en sus investigaciones
historiográficas el papel que ha tenido el nacimiento de la psiquiatría en reconocer la
subjetividad humana del loco, que es rescatado del mundo de la animalidad e incluido
en la incipiente sociedad democrática. En este sentido, el nacimiento de la psiquiatría
y del manicomio significa también la aparición de una concepción de la locura que
conlleva la irrupción de una nueva cultura de la subjetividad. Desde esta perspectiva, el
tratamiento moral de la locura en sus inicios, incluso en sus versiones más coercitivas,
es un intento de intervenir en la mente del paciente para lograr la reconstrucción de la
individualidad del sujeto.
Uno de los ejes del libro es la reivindicación de una mirada de la historia
de la psiquiatría más amplia y contextualizada. Las propuestas historiográficas de Jan
Goldstein le sirven para ejemplificar cómo la historia intelectual, la historia social y la
historia política son elementos esenciales para comprender la construcción del
conocimiento psiquiátrico y la psicopatología, desde Pinel hasta nuestros días. El papel
fundamental de la cultura y el contexto social en la construcción de la locura y del
pensamiento psiquiátrico se pone también de manifiesto cuando Huertas dialoga con la
obra de Ian Hacking. De este autor rescata su análisis de las enfermedades mentales
transitorias (esas que aparecen en un tiempo y lugar determinados y desaparecen sin
dejar rastro por razones que tienen que ver con el ambiente cultural de la época y el
contexto socio-geográfico en el que la enfermedad surge como tal) y del looping effect
(las interrelaciones entre la gente y las formas en que esta es clasificada). El objetivo
final sería poder plantearnos una historia total que aliente un pensamiento crítico que
supere el plano puramente académico del positivismo científico. No podemos olvidar
que las prácticas psiquiátricas y sus discursos son inseparables de su momento histórico
y la expresión social de la enfermedad mental es consecuencia directa de los cambios
culturales que se van produciendo a lo largo de la historia.
Particularmente atractivo y controvertido es el capítulo que Huertas dedica a
revisar críticamente la obra de Berrios. La escuela de Cambridge propone básicamente
un trabajo sobre la historia de los síntomas y de la construcción lingüística de los
mismos y su recalibración actual a través de una psicopatología descriptiva sustantiva,
que permita capturar la señal neurobiológica del síntoma, inalterable a lo largo de la

historia, y separarla del “ruido de fondo” producido por factores culturales, sociales,
políticos, etc. Huertas expone y analiza esta propuesta poniendo de manifiesto también
los aspectos ideológicos que conlleva: una perspectiva biomédica centrada en la
disfunción o lesión orgánica y que puede relegar a la totalidad del individuo; la idea de
que la psicopatología descriptiva se va a constituir en un conocimiento con alta validez
y, por tanto, “verdadero”; el riesgo del “presentismo” al analizar desde nuestro contexto
actual manifestaciones sintomáticas que pertenecen a otro momento histórico y, en
definitiva, el peligro de considerar el síntoma mental únicamente desde un punto de
vista esencialista-neurobiológico y desdeñando la subjetividad y su evolución a lo largo
de la historia.
Finalmente, Huertas reivindica una historia de la práctica de la psiquiatría que
recoja los elementos del quehacer cotidiano de la práctica clínica. Una historia que,
más allá de los tratados científicos de las figuras ilustres, indague en los archivos
clínicos de las instituciones. Con este tipo de investigación se pueden recabar aspectos
administrativos, sociodemográficos, asistenciales… pero también de la subjetividad del
loco. Para ello, se puede acceder al diálogo con los pacientes a través de las historias
clínicas o incluso mediante escritos y cartas de los alienados en los manicomios. En
definitiva, otra historia de la psiquiatría que dé cuenta de los elementos culturales,
sociales, ideológicos, políticos, etc. y que nos permita trazar también una historia de
la subjetividad. Esa “otra historia” que nos permitirá hacer “otra psiquiatría” (más
allá del pensamiento dominante positivista, organicista y medicalizado) que recupera
la biografía del sujeto, prima y respeta el diálogo con el paciente y subraya el trabajo
subjetivo del síntoma mental.

This entry was posted in Actividades AMSM. Bookmark the permalink.

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s