- SOBRE LA GESTIÓN DE LA SANIDAD
- La progresiva politización habida en la gestión de la sanidad madrileña se ha aliado con desinformación y falta de transparencia en las medidas tomadas. Uno de los últimos y oscuros capítulos ha sido la construcción de nuevos hospitales de carácter comarcal en base a criterios principalmente de consolidación electoral. A fecha de hoy no se conoce el impacto económico de dicha actuación sobre el sostenimiento del conjunto de la sanidad madrileña. Pero es “vox populi” que esta política de creación de hospitales sin una planificación previa digna de tal nombre, no ha servido para mejorar la calidad asistencial en nuestra Comunidad y sin embargo ha generado una situación de asfixia financiera cada vez más insostenible sobre la que cualquier información con datos verídicos sigue estando ausente.
- Sin afrontar las causas y actuaciones políticas que han debilitado la sanidad madrileña (ya antes del estallido de la crisis financiera actual), no es posible transformar una gestion viciada por la politización y manipulación de la información en una gestión sanitaria profesional, fundamentada en criterios técnicos rigurosos y capaz de recuperar un ámbito de confianza y cooperación entre gestores políticos y facultativos responsables de los centros sanitarios, tan necesaria en una situación de restricción presupuestaria como la actual.
- Muy al contrario, esta manera de actuar a la que nos ha acostumbrado la Administración sanitaria -“yendo pasito a pasito” -, ha generado un grado creciente de desconfianza e inseguridad entre los equipos de profesionales que cuidan la salud de los madrileños. En manos de empresas privadas, el futuro de su proyecto profesional dentro de la sanidad pública va a depender de “no salir más caros” a estas empresas que la generación de sus propios recursos, conseguidos mediante sus sistemas de contratación, mantenimiento y eliminación del personal.
- SOBRE LOS CAMBIOS EN LOS CUIDADOS DE SALUD DE LOS MADRILEÑOS
- El mayor riesgo de la sanidad madrileña actual es que sobre las medidas de recorte y ajuste presupuestario – resultado de actuaciones pasadas poco meditadas y de la crisis financiera actual -, se está añadiendo un proceso de reconversión del sector que supone el desmantelamiento de la sanidad pública en su organización actual y la muerte del modelo de atención sanitaria desarrollado en nuestra Comunidad a partir de la Ley General de Sanidad de 1986.
- Estamos ante una propuesta de grandes cambios sin un estudio previo y serio de sus consecuencias, sin participación de los profesionales sanitarios (en tanto que implicados en su desarrollo práctico y expertos) y sin el establecimiento de mecanismos de evaluación para el seguimiento de los mismos. No es posible conducir con éxito – en términos de salud – un cambio de la magnitud que proponen los responsables de la Comunidad de Madrid – cogiendo el testigo de lo que ha venido desarrollando hasta su total consunción financiera la Comunidad Valenciana -, sin un compromiso de cooperación con las personas con responsabilidades asistenciales concretas que deben desarrollarlo.
- SOBRE LAS MEDIDAS DE LA CONSEJERIA DE SANIDAD
- El Plan de la Consejería, al quedar reducido a poco más que medidas de índole financiero y de reducción de costes, no ha sentido la necesidad de analizar su impacto en términos de salud ni sobre la organización del sector sanitario o la calidad y nivel de seguridad de la atención a las personas.
- Desde la única perspectiva de reducir costes para la Administración sanitaria, el Plan:
– Obliga a los centros hospitalarios a establecer “fusiones” con otros hospitales de la red al margen de las relaciones de colaboración existentes entre servicios de distintos hospitales y areas territoriales de Madrid, sin un Plan previo mínimamente riguroso que defina las necesidades reales de la población respecto de determinadas prestaciones de alta especialización que pudieran ser objeto de una mayor racionalización territorial.
– Promueve el traslado forzoso de profesionales de los centros sin criterio alguno ni valoración de sus consecuencias sobre la organización, prestaciones y calidad de los distintos servicios y actuaciones en marcha, abandonando compromisos adquiridos en su momento por la Consejería de Sanidad con el personal de nuestros hospitales y centros de salud.
– Incide sobre el funcionamiento y calidad de los servicios y la dinámica hospitalaria al prescindir de personal facultativo eventual e interino, en porcentaje creciente en las plantillas de los hospitales, como resultado de políticas llevadas a cabo estos años en esta materia desde la Consejería. Los cambios y traslados de personal administrativo de los servicios sanitarios “pueden salir también carísimos” en términos de organización interna de los servicios y, en consecuencia, de su nivel de eficiencia y calidad asistencial.
- El Plan presentado por la Consejería de Sanidad para la sanidad madrileña se da de bruces, además, con los Planes Estratégicos que ha ido aprobando la propia Consejería, con gran participación y desinteresado esfuerzo de los facultativos, en el ámbito de las distintas especialidades médico-quirúrgicas. Sirva como ejemplo la contradicción flagrante entre los principios expresados en el Plan Estratégico de Geriatría y la propuesta del Plan de Medidas para el Hospital de la Princesa. Estas contradicciones socavan aun más, si cabe, la desconfianza institucional existente dentro de la organización sanitaria madrileña entre gestores y responsables políticos y profesionales sanitarios de la misma.
- SOBRE LOS RIESGOS DE GENERALIZAR LA GESTIÓN PRIVADA DE LA SANIDAD
- A fecha de hoy la llamada “colaboración público-privada” – que siempre y en distintos grados ha existido en la sanidad madrileña -, se está reduciendo cada vez más a la puesta en práctica de distintas formas de obtención de réditos económicos para las empresas beneficiarias del negocio emergente del sector salud.
- Algunos desarrollos asistenciales de las empresas concesionarias en Madrid reducen la seguridad del usuario – respecto de los actuales hospitales públicos -, al primar criterios mercantiles de reducción de costes en linea con las prácticas propias de las areas de negocio del sector servicios. Un ejemplo de riesgo no valorado suficientemente por la administración sanitaria es la introducción de fórmulas de subcontratación de personal incluso en areas sensibles para la seguridad del paciente (anestesistas, diálisis en enfermos con insuficiencia renal, etc.) O la derivación de pacientes de los hospitales públicos al sector privado sin ningún criterio técnico-sanitario que lo avale.
- Por último, a la hora de introducir nuevos criterios e instrumentos de gestión empresarial en el gobierno de la sanidad pública para aumentar su nivel de eficiencia, no hay que olvidar que el sistema de salud, además de “dar prestaciones a las personas enfermas” incluye areas y tareas tan sensibles y estratégicas dentro del mismo como la formación, la docencia, la investigación, las medidas de promoción y prevención de la salud y la necesaria presencia y participación de los usuarios en un sistema que está financiado, no lo olvidemos, a través de sus impuestos.
- SOBRE LA NECESIDAD DE ACORDAR REFORMAS PROFUNDAS EN EL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD
- Es evidente que la sanidad pública madrileña, en condiciones de insuficiencia presupuestaria, necesita mejorar su organización interna y su nivel de eficiencia asistencial, con más racionalidad económica y mayor transparencia en sus actuaciones. Y que ha dicho objetivo deben estar todos convocados: administración, profesionales y usuarios. Pero querer desmantelar la sanidad madrileña aprovechando la difícil situación financiera actual de la forma que propone el Plan de Medidas de la Consejería recuerda peligrosamente la lógica seguida por nuestra Comunidad en sus negociaciones con el magnate Sheldon Adelson y la implantación de sus negocios, donde parece que todo vale para afrontar “el creciente desempleo existente en nuestra Comunidad”. También en este caso, por desgracia, la transparencia exigible a una administración propia de un pais democrático avanzado en un proceso de tanto calado, ni ha estado, ni está ni se la espera.
En Majadahonda, a 30 de noviembre del 2012
Antonio Espino
Jefe de Servicio. CSM Majadahonda/HUPH
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